Boeing bajo la lupa tras tragedia aérea en India con un 787 Dreamliner

El reciente accidente del vuelo AI171 de Air India, que se estrelló 30 segundos después de despegar en Ahmedabad y dejó al menos 270 muertos, ha puesto en duda la reputación del Boeing 787 Dreamliner, considerado durante años uno de los aviones más seguros del mundo.

El 787 fue diseñado como una aeronave revolucionaria: fabricado con materiales compuestos, motores más eficientes y menor consumo de combustible. Desde su entrada en servicio en 2011, había transportado a más de mil millones de personas sin un solo accidente fatal.

Sin embargo, desde sus inicios, han existido denuncias sobre fallas en la producción. Exempleados como John Barnett y Cynthia Kitchens aseguraron que se instalaron piezas defectuosas deliberadamente, que se ignoraron protocolos de seguridad y que la presión por entregar aviones a tiempo comprometió la calidad. Barnett advirtió en 2019 que era “cuestión de tiempo” antes de una tragedia. En 2024, fue encontrado muerto, en lo que se reportó como un suicidio.

La FAA ha confirmado algunos problemas, como virutas metálicas cerca de cableado sensible y defectos estructurales en el fuselaje. Además, el 787 ya había enfrentado incidentes como incendios en sus baterías, fugas de agua hacia compartimientos eléctricos y retrasos en su producción.

Pese a todo, Boeing defiende la seguridad del modelo y asegura que los problemas detectados han sido corregidos. Expertos como Richard Aboulafia señalan que, tras más de una década de operación, cualquier falla grave ya habría salido a la luz.

La investigación sobre la causa del accidente está en curso. Aunque aún no hay conclusiones, el caso reaviva las dudas sobre la cultura interna de Boeing y si la búsqueda de eficiencia y rentabilidad ha puesto en riesgo la seguridad aérea.