Mientras Acapulco se hunde… ¡Abelina se pelea con una página de Facebook!

Mientras los acapulqueños viven con miedo, sin luz en muchas colonias, con los drenajes colapsados, playas sucias, puentes en riesgo de caerse y una ciudad cada vez más abandonada, la presidenta municipal Abelina López Rodríguez ha decidido centrar su energía en lo que realmente le importa: una página de Facebook.

Sí, aunque suene absurdo, la alcaldesa difundió este 24 de julio un extenso y meloso comunicado donde defiende la sanción que el Tribunal Electoral del Estado impuso contra Acapulco Trends, por presunta violencia política en razón de género. Dice que respeta la libertad de expresión, pero deja claro que no tolera que la critiquen.

La edil asegura que todos los días recibe insultos en redes sociales, que no le molestan, que es muy fuerte, que ya está acostumbrada… pero entonces ¿por qué le dedica tanto espacio a justificar una sanción que, para muchos, huele más a censura que a justicia?

Dice también que hay medios “pagados por sus adversarios”, que hay ataques de actores políticos incapaces de dar resultados. Pero irónicamente, es justo eso lo que le reclaman a ella: no dar resultados. Y aunque repite que no fue una demanda por mentir, sino por comentarios misóginos y racistas, no aclara por qué justo ahora, en medio del escándalo por observaciones de la Auditoría, decide sacar este tema. ¿Cortina de humo o coincidencia conveniente?

Lo más grave es que mientras Abelina se da el tiempo de redactar comunicados con tono moralista, la ciudad sigue descompuesta. El puente de Puerto Marqués está en riesgo de colapso, colonias enteras viven entre escombros desde el paso del huracán Otis.

Pero no. Para la alcaldesa, lo verdaderamente urgente es hablar del “periodismo con ética” y de los “comentarios racistas en Facebook”.

La verdad es clara: Abelina no gobierna, reacciona. No escucha, se victimiza. No resuelve, acusa.

El problema no es la crítica, es su falta de resultados. El problema no es la violencia política de género, es que su administración lleva meses haciendo agua… y en vez de achicarla, prefiere culpar a los que la señalan.

Mientras tanto, Acapulco espera que alguien se atreva a gobernar en serio.