Acapulco como destino LGBTTTIQ+… ¿o solo un buen slogan para la campaña de Abelina?
La alcaldesa Abelina López Rodríguez firmó un acuerdo con la organización Queer Destinations para certificar a Acapulco como un destino turístico seguro e incluyente para la comunidad LGBTTTIQ+. Bajo el lema “En Acapulco, el amor no se discrimina, se celebra”, la firma del convenio se presentó como un paso importante para posicionar al puerto en una red global de ciudades comprometidas con la inclusión y el respeto a los derechos humanos.
Sin embargo, detrás de la pompa y el discurso, activistas y miembros de la comunidad expresan escepticismo ante la falta de avances concretos en la protección real de sus derechos. Mientras la alcaldesa promete capacitación, sensibilización y “romper viejos muros”, la violencia, discriminación y episodios de homofobia continúan ocurriendo en las calles del puerto, muchas veces sin respuesta efectiva por parte de las autoridades.
El compromiso firmado parece más un acto simbólico que un verdadero plan de acción con resultados palpables para quienes más lo necesitan. La certificación que persigue Acapulco como destino inclusivo resulta insuficiente frente a la realidad cotidiana de exclusión y ataques que enfrenta la comunidad LGBTTTIQ+ en Guerrero.
Organizaciones civiles recuerdan que, para que estas iniciativas tengan sentido, debe existir voluntad política, recursos y, sobre todo, un compromiso tangible con la seguridad y el respeto, no solo con la imagen turística. La comunidad exige que estas promesas no se queden en un papel y que la inclusión sea algo más que una moda pasajera o un discurso para la foto.
Por ahora, Acapulco apuesta por sumar puntos en una agenda internacional de diversidad, mientras en casa muchos aún temen expresar su amor libremente sin enfrentar prejuicios o violencia.
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