Así es la residencia de 12 millones que contradice el discurso de austeridad de Noroña

El senador Gerardo Fernández Noroña, conocido por sus férreas críticas contra los privilegios de la clase política y su discurso de austeridad republicana, enfrenta un nuevo escándalo tras revelarse que posee una residencia valuada en 12 millones de pesos en el Pueblo Mágico de Tepoztlán, Morelos.

La noticia ha generado fuertes críticas, ya que contrasta con sus declaraciones pasadas en las que exigía a los legisladores “renunciar a sus seguros, a sus privilegios y a su doble moral”.

Los dichos contra los privilegios

En 2009, Fernández Noroña acusaba a los legisladores de “traicionar al pueblo” por mantener excesos y beneficios que, según él, no correspondían a una política austera:

“Que renuncies a tu seguro privado. Que renuncies a tu subresueldo. Que no seas de doble moral. Que no seas hipócrita. Que haya austeridad republicana”, declaraba entonces.

Más tarde, en 2014, también se pronunció contra el pago de impuestos como el IVA en alimentos procesados, llegando incluso a promover la desobediencia civil:

“Yo no pago el impuesto en alimentos, es mi acto de desobediencia”, afirmó, invitando a la ciudadanía a hacer lo mismo.

La casa en Tepoztlán

Ahora, el propio senador confirmó que adquirió una casa valuada en 12 millones de pesos, aunque aclaró que lo hizo mediante un crédito hipotecario y que la propiedad está registrada en su declaración patrimonial.

La vivienda se ubica en una zona montañosa de Tepoztlán y destaca por su estilo rústico con toques artesanales y modernos.
Algunos de sus detalles son:

• Terreno: 1,200 metros cuadrados.
• Construcción: 259 metros cuadrados.
• Áreas destacadas: amplios jardines, terraza trasera y espacios abiertos con decoración mexicana y global, donde incluso presume convivir con sus gatos.

El choque entre discurso y realidad

La revelación ha abierto el debate sobre la coherencia entre el discurso de austeridad que ha enarbolado Noroña durante más de una década y su vida personal. Para muchos críticos, poseer una residencia de lujo contradice la imagen que ha intentado proyectar como un “hombre del pueblo”.