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Taxistas en Acapulco, víctimas del Cártel de Caborca: ¿Por qué atacan a los conductores?

Taxistas en Acapulco, víctimas del Cártel de Caborca: ¿Por qué atacan a los conductores?

La violencia sigue sin dar tregua en el puerto de Acapulco, y uno de los sectores más afectados es el gremio de los taxistas. En lo que va del año, decenas de conductores del transporte público han perdido la vida en ataques atribuibles al Cártel de Caborca, una organización criminal que ha intensificado su lucha por expandir su dominio en la región.

La creciente ola de asesinatos ha generado múltiples interrogantes entre la ciudadanía: ¿Por qué los taxistas se han convertido en un objetivo? ¿Qué motiva a estos grupos a arrebatarles la vida a personas que, a diario, trabajan para llevar el sustento a sus hogares? Y, lo más importante, ¿qué busca el Cártel de Caborca al asesinar a conductores de rutas populares?

Versiones extraoficiales indican que la organización criminal intenta apoderarse de las rutas de transporte público, exigiendo el pago del llamado “cobro de piso” a los choferes y obligándolos a colaborar como informantes o como piezas clave en su estructura logística. Quienes se niegan o muestran resistencia, son eliminados de manera brutal. Esta violencia sistemática ha generado un clima de miedo entre los taxistas, quienes, a pesar del riesgo, deben seguir trabajando para poder sobrevivir.

Pero el impacto de estos crímenes no solo afecta al gremio de los taxistas. Cada asesinato es un golpe directo al derecho de la ciudadanía a contar con un servicio de transporte seguro y accesible. La inseguridad también pone en riesgo el empleo de miles de personas que dependen de este sector para su sustento diario.

La situación ha abierto un debate sobre la capacidad de las autoridades locales para frenar la expansión del Cártel de Caborca en Acapulco. Muchos se preguntan si realmente existe un plan eficaz para contener la violencia o si la impunidad y la falta de acción continuarán alimentando la espiral de terror.

Mientras tanto, los taxistas siguen atrapados entre la necesidad de ganarse la vida y el miedo constante de convertirse en una nueva víctima de la violencia, un fenómeno que parece no tener fin.

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