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Caos vial en Acapulco afecta a turistas y vecinos cada fin de año

Caos vial en Acapulco afecta a turistas y vecinos cada fin de año

A pocos días del arranque turístico, las autoridades reiniciaron la reparación de la Costera Miguel Alemán, repitiendo el patrón de cada año: trabajos apresurados, tráfico insoportable y molestia generalizada entre quienes viven y visitan Acapulco. La escena se repite sin planeación ni resultados visibles.

Obras a destiempo y efectos inmediatos en la movilidad

La reparación de la Costera volvió a ponerse en marcha cuando la ciudad ya tenía encima la temporada vacacional. Tramos cerrados, maquinaria invadiendo carriles y desvíos mal señalizados han generado un caos vial en Acapulco que afecta tanto a quienes trabajan en la zona como a los turistas recién llegados.

“Cada diciembre es lo mismo: empiezan tarde, rompen todo y el tráfico lo pagamos nosotros”, reclamó María López, comerciante de la zona de Icacos. Su testimonio coincide con el de choferes, meseros y hoteleros que reportan retrasos de hasta 40 minutos en trayectos que normalmente toman 10.

Las filas de autos se extienden desde el Parque Papagayo hasta la Base Naval, una de las franjas más transitadas del puerto. A esto se suma la intermitencia en el servicio de agua potable, un problema crónico que agrava la experiencia de quienes llegan a disfrutar las vacaciones.

Turistas molestos y una imagen urbana que no mejora

Durante los primeros días de la temporada vacacional, varios visitantes compartieron su inconformidad. “Planeas venir a relajarte y terminas atorado más de una hora en el tráfico. Es absurdo que lo hagan justo ahora”, comentó el señor Fernando Ruiz, turista de Querétaro.

Restauranteros y hoteleros señalan que la falta de coordinación golpea directamente la economía local. “La gente llega encabronada, sin ganas de consumir. Y nosotros dependemos de su estado de ánimo”, expresó un gerente de hotel en la zona Dorada.

Aunque el Ayuntamiento ha prometido agilizar los trabajos, hasta el momento no hay un comunicado oficial detallando plazos, responsables o alcances de la obra. La información disponible se limita a mensajes aislados en redes sociales, sin una estrategia clara.

Años de improvisación y ausencia de planeación pública

La comunidad acapulqueña insiste en que este problema no es nuevo. Año con año las autoridades eligen el peor momento para intervenir la Costera, dejando claro que la planeación urbana sigue siendo una deuda pendiente.

El caos vial en Acapulco crece porque no hay rutas alternas eficientes, ni horarios nocturnos de trabajo, ni consulta pública. Incluso organismos especializados como el Colegio de Ingenieros Civiles han recomendado ejecutar obras mayores fuera de temporada turística, una práctica estándar en destinos internacionales.

La Costera vuelve a convertirse en un cuello de botella que desgasta a todos. Acapulco merece obras planeadas, no remiendos de última hora. El puerto sigue esperando un gobierno que piense antes de romper.

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